Jokin de Irala Estévez, que acaba de ser designado por el Papa Francisco como nuevo miembro de la Pontificia Academia para la Vida ha señalado que la legislación española «facilita» el aborto, no ofrece alternativas y no hace «un auténtico esfuerzo preventivo».
(EP/InfoCatólica) La ley «no hace bastante para ayudar a las mujeres que se encuentran con ese dilema y tampoco ofrece alternativas a estas mujeres para que no se vean obligadas a abortar. Se puede decir que facilita sin más el aborto sin hacer un auténtico esfuerzo preventivo o sin ayudar a que se tomen decisiones suficientemente informadas», ha afirmado Jokin de Irala Estévez en declaraciones a Europa Press.
Además, sobre el aborto así como sobre la reproducción asistida, ha indicado que la legislación española es «poco imaginativa» y ha propuesto como vía alternativa la naprotechnología, una nueva técnica que permite ayudar a la infertilidad de pareja sin acarrear problemas morales o éticos, ya que es aceptada por todas las religiones. «Es mucho más eficiente para el país en estos tiempos de crisis y además no plantea problemas éticos», ha señalado.
De Irala Estévez aportará a partir de ahora sus conocimientos y experiencia para mejorar la defensa de la vida desde perspectivas científicas y formativas en la Pontifica Academia de la Vida fundada por San Juan Pablo II para promover el estudio y el progreso de las ciencias sociales, económicas, políticas y jurídicas a la luz de la doctrina social de la Iglesia.
Para ello, se valdrá de su experiencia durante 25 años como investigador y profesor universitario. «Llevo años en contacto con jóvenes universitarios que son de la llamada generación digital, transmitiendo y dando razones de cuestiones relacionadas con el amor, la sexualidad y la vida humana que les apasionan. La experiencia que he adquirido para comprender sus dudas, problemas y anhelos me ha ayudado a utilizar un lenguaje que conecte mejor con ellos», ha especificado.
La ciencia no es contraria a la doctrina
De Irala Estévez considera que los avances en la ciencia son totalmente compatibles con la doctrina de la Iglesia católica porque la primera «es un método para encontrar explicaciones a las dudas sobre el universo» y la segunda «propone lo que considera bueno para el ser humano».
«La doctrina no es contraria a la ciencia, puede incluso apoyarse a veces en la ciencia. Un científico cristiano no teme a la ciencia porque no debemos temer nunca a la verdad. Otra cuestión es qué nos mueve a la hora de hacer ciencia y qué hacemos con sus resultados. Por ejemplo, a mí, como científico, la propuesta de respetar a todo ser humano me llevaría a no realizar estudios sin el consentimiento de un paciente a pesar de que dicho estudio pudiera hacer avanzar la ciencia», precisa.
Por otra parte, subraya que con un mismo descubrimiento científico se podrían «salvar vidas o destruirlas como ocurre por ejemplo con la energía nuclear».
En este sentido, ha instado a huir de afirmaciones generales. «Si la fe nos llevase, por ejemplo, a pensar que algunas personas no merecen ser respetadas, entonces habría que pensar que no hemos entendido bien dicha fe o que dicha fe es errónea. Del mismo modo, si la ciencia nos llevase a destruir vidas humanas, quizás estaríamos haciendo mala ciencia o estaríamos utilizando mal algo que es científico. A mí personalmente la fe me impulsa a intentar ser mejor científico», ha argumentado.
En cuanto a los debates éticos abiertos en España en el ámbito de la Medicina Preventiva y Salud Pública que chocan con la doctrina de la Iglesia, De Irala Estévez ha observado que son temas «complejos» que no se pueden reducir a un discurso de «choques» entre la Iglesia católica y su especialidad.
Así, ha puesto como ejemplo la discrepancia en el enfoque dado a la prevención de infecciones de transmisión sexual (ITS). «En muchos países existe la tendencia a transmitir a la población, especialmente adolescente, un mensaje único: ‘haz lo que quieres en materia de sexualidad con tal de usar preservativos’. La Iglesia prefiere proponer a los jóvenes que se preparen bien para amar y maduren para poder asumir las consecuencias de su sexualidad y de un compromiso de vida, antes de tener relaciones sexuales», ha señalado.
En cualquier caso, reconoce que «lo cierto es que siguen aumentando de manera preocupante las ITS» y recuerda que hay un consenso en la revista médica ‘The Lancet’ y recomendaciones de los centros de control de enfermedades de Atlanta (www.cdc.gov) que no contradicen en absoluto la propuesta de la Iglesia sino que combinan ambas propuestas.
La Iglesia en el debate científico
Para el profesor universitario está claro que la Iglesia católica puede aportar luz tanto sobre la pertinencia de realizar o no ciertas actividades científicas como sobre el uso de ciertos descubrimientos científicos. «Su presencia debería por lo tanto considerarse como una riqueza a tener en cuenta seriamente», ha incidido.
De este modo, ha puesto en valor que aproximadamente el 27% de las personas con SIDA en el mundo son cuidadas por entidades dependientes de la Iglesia Católica. «Es la entidad privada que más hace por estos pacientes. No parecería lógico ignorar su perspectiva sobre estas cuestiones», ha sentenciado.
Sobre los dilemas éticos, De Irala Estévez ha precisado que muchos de ellos son del terreno de la «objeción de ciencia» y no tanto de la «de conciencia». «Por ejemplo, un médico que está convencido de que su trabajo consiste en no hacer daño, en curar o en mitigar el sufrimiento, tiene motivos científicos más que suficientes para no practicar un aborto porque supone eliminar la vida de un ser humano. La ciencia puede arrojar luz ante una decisión ética y la decisión ética no debería ser anticientífica porque dejaría de ser ética», indica.
Jokin de Irala es profesor de Epidemiología General, Reproducción Humana y Medicina Preventiva en la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra.