Los seres humanos anhelamos la libertad. El confinamiento (que nos impide movernos con libertad) nos lleva a buscarla de otra manera, de compensar la falta de libertad de movimientos o de acercamiento social con estrategias de libertad interior. Propongo este esquema de trabajo a mis alumnos asesorados.
A los jóvenes que se encuentran encerrados en su casa les propongo cinco ejes de trabajo: Imitar la normalidad, enriquecer el contenido de esta normalidad, romper el ritmo semanal, construir tu recuerdo histórico y preparar el reencuentro social.
Imitar la normalidad
Consiste en diseñar una rutina para los cinco días laborales de la semana. La rutina nos protege de la inseguridad que nos ha traído el encierro y nos expande el horizonte. La rutina nos lleva a no estar pendientes de “cuando acabará esto”. La rutina tendría las características siguientes:
• Horario donde toda la jornada esté prevista, hasta la hora de acostarse y de levantarse.
• Manteniendo los hábitos y costumbres habituales: ducha, maquillaje, afeitados, ropa que se lleva, etc. (evitar “chandalismos”, “pijandalismos” (uso de pijama y chándal)) y demás variantes para simular al máximo que no estamos confinados. Habrá un momento en el día para ese relajo necesario…
• Para que esto sea posible deben darse ciertas condiciones:
o Franjas horarias comunes entre quienes conviven en un mismo hogar
o Respeto de zonas y tiempos necesarios de silencio
o Mismo horario sin televisión para todos
o Voluntad de que todos estén bien con estas decisiones
o Acabar el día con un pensamiento positivo
Contenido variado de la normalidad
Se trata de variar el contenido del horario anterior con diferentes aspectos que puedan enriquecernos.
• Ir a un lugar fijo del hogar para trabajar.
o Se trata de simular el trabajo, por lo tanto, cuidar interrupciones, móviles (modo avión), paseos y conversaciones excesivas.
o Trabajar. Puede ser leer, dibujar, teletrabajo, aprender algo nuevo, curso on-line; lo que sea, pero trabajar.
• Ejercicio físico.
• Comidas. Si fuera posible, acompañadas de las personas convivientes. Sin televisión para poder conversar.
• Tiempo para la reflexión personal. Para esto es necesario un tiempo en soledad en un lugar y momento sin ruido. Pensar en lo cotidiano y admirarlo, vivir la vida en vez de correrla, oración y misa on-line (creyentes), compartida si fuera posible.
• Altruismo. Tu primera ONG es quien tienes al lado durante estos días. Ocio familiar como pintar, jugar a cartas, ver películas buenas juntos, etc. A lo mejor es el momento de compensar este “distanciamiento social” con un gran y mayor “acercamiento afectivo”, empezando por tus seres queridos.
• Ver las noticias. Elegir un momento al día para verlo, no estar todo el día pendiente de las noticias ni de los memes del móvil.
Romper el ritmo semanal
Es bueno que se note el fin de semana. No te despiertes a la misma hora y cambia la rutina esos dos días.
Recuerdo histórico, tu “coronamisión” personal
Estos tiempos que estamos viviendo en todo el mundo, formarán parte de la historia. Tus hijos y tus nietos aprenderán sobre esta pandemia en sus libros escolares. Se trata de que pienses en algo especial, una misión especial que quieras realizar como fruto de este confinamiento. De esta manera cuando tus hijos hablen de esto tu podrías decir “yo aproveché ese tiempo para hacer tal actividad especial, tal misión”.
Pueden ser muchas cosas: reconciliarte con alguien, contactar con un/a amigo/a olvidado/a, escribir o leer algo especial, contactar cada semana con alguien que intuyes que lo necesita, leer esa Sagrada Escritura que nunca has podido leer, rezar especialmente por alguien que probablemente esté muriéndose en la soledad por el coronavirus, o que esté trabajando duro para los demás, estudiar algo nuevo, estudiar como nunca antes habías estudiado, etc.
Las posibilidades son infinitas. La gran razón de ser de esta “coronamisión” podría ser también compensar el “distanciamiento social” con un gran y mayor “acercamiento afectivo”, empezando por tus seres queridos.
Preparar el reencuentro social
Finalmente, un resultado de todo esto puede ser llegar a una gran conclusión o un gran propósito para el día en que sea posible el reencuentro social, para que todo no sea como antes, sino que podamos abordar nuestra nueva vida de manera renovada. Se trata de que vivas tu vida y que dejes de “correr la vida”.